sábado, 10 de marzo de 2012

TEMPLO VIVO DE DIOS

En una clara y fresca mañana de días atrás, el sol despuntaba y el aire olía a perfume. Al salir de mi hogar no recuerdo bien, si fueron los ladrillos resbaladizos por los que caminaba o unas rosas silvestres que invadían el camino, las que me hicieron parar para contemplar el prodigio que desde su silencio realiza la naturaleza día a día. No sé cuanto tiempo contemplé aquella belleza, pero fue hasta el momento en el que escuché sollozar al otro lado del camino. Al acercarme, era uno de mis vecinos al que reconocí por la silla que utiliza para desplazarse. Me acerqué y me senté a su lado. Muy preocupado me decía “Joseph, he leído el Evangelio del Domingo y me pregunto: Si el verdadero templo es Jesús y, todas y cada una de las personas; al faltarme mis piernas, ¿Yo soy un templo derrumbado, profanado o incompleto?”. Entiendo que no es así, respondí: TU ERES TEMPLO VIVO DE DIOS -Tu vida viaja por caminos de amor y de caridad. Pero tu cuerpo tiende a ser espejo de los pensamientos que te asedian, de esa parte de ti mismo que te persigue, y cuando la imaginación te entristece es hija de tus tormentos. -Eres piedra viva inquieta por la solidaridad y fraternidad. -Tu alma irradia seguridad y es testigo de tu Fé. -Has dejado atrás la oscuridad y vas hacia delante navegando en la corriente de la paz y de la luz. -Has buscado y encontrado tu niño interior, que te aporta alegría y espontaneidad. -Has tenido la valentía de hacer caso a tu corazón y no solo a la razón. -Vives tu “SI”, conociendo, aceptando y compartiendo tus miedos con los que te entendemos y te amamos. -Me has revelado tu secreta Luz escondida. La Luz de abrazar los Evangelios, escrutarlos, meditarlos, contemplarlos, comentarlos, ser testimonio de Ellos…. Querido hermano, con la ternura y amor que me acercan a ti, eres TEMPLO VIVO DE DIOS; las limitaciones físicas no te lo impiden. Joseph Falcky