domingo, 16 de diciembre de 2012

LA ANGUSTIA Y LA CONFIANZA

 
LA ANGUSTIA Y LA CONFIANZA 

No te preocupes excesivamente por lo que debes hablar o como lo debes decir en una conversación. No hemos de obsesionarnos con los oyentes y su posible juicio, sino hablar de lo que sentimos en nuestro corazón, de lo que genuinamente pensamos y deseamos decir en ese momento. Dentro de nosotros percibimos lo que queremos decir y para ello, es fundamental prestarle oído a tu interior, ENTRAR EN CONTACTO CONTIGO. Esto te liberará de la angustia frente al juicio de los demás. Estate en ti, no en los demás. Permíteles a los otros pensar y decir lo que quieran, pero recuerda que:
§  No necesitas estrujarte la cabeza para saber lo que piensan: no eres adivino de mentes.
§  No dependes de su juicio, no estás ante su tribunal y no te estremezcas ante su sentencia.
§  No tienes que demostrar lo que vales, eres sencillamente tu mismo.
§  No tienes que someterte continuamente a la presión de tener que quedar bien con los demás.
§  No tener que justificarte te quita presión y te aporta serenidad y confianza en ti mismo.

Cuando no se ha sido AMADO INCONDICIONALMENTE en la infancia (y tan solo nos sentíamos queridos cuando hacíamos lo que nuestros progenitores querían y como lo querían) es una prueba que cuesta superar ya que tenemos grabado en nuestro subconsciente más profundo la falsa creencia de que hemos de hacer “méritos” para que los demás nos proporcionen la estima que tanto ambicionamos, y que es horrible si no la obtenemos. No hay que entrar en el victimismo de culpar a nuestros padres, tan solo se trata de abandonar esos juegos autodestructivos y dedicarnos a vivir genuinamente en consonancia con lo que realmente somos y deseamos para nuestra vida.

Para no paralizarte por la angustia, has de ACEPTARLA y familiarizarte con ella. La angustia paralizante te señala las falsas presuposiciones fundamentales de tu vida: por ejemplo, la presuposición fundamental de que no debes cometer errores porque, de lo contrario, serías menospreciado por los demás. En el momento en que le pones luz y te das cuenta de esta falsa presuposición que hay en ti, le quitas su poder, la transformas en la autorización sana siguiente: Puedo cometer errores. Soy valioso también con mis errores.

La confianza en uno mismo no significa en absoluto presentarse hacia fuera como una persona segura de sí misma, quien se limita a hacer constar únicamente sus puntos fuertes vive siempre angustiado ante la posibilidad de que le quiten la máscara de la cara, en cambio, quien acepta con serenidad también los propios errores y traba la amistad con sus lados sombríos, puede entablar relaciones tranquilas con otras personas. No siente angustia ante la posibilidad de que los demás puedan descubrir sus debilidades. Las conoce y las asume, pero no las pregona a los cuatro vientos, ya que quien pregona sus debilidades, usualmente lo hace para distraer la atención de los demás sobre otras debilidades más profundas que posee.

Confianza es ante todo entrar en contacto con ese núcleo más íntimo y tomar conciencia de que eres único e irrepetible, independientemente de lo que los demás piensen de ti. Esto da libertad y paz interior.

Anselm Grün

Del libro: La Confianza